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sábado, julio 11, 2009

Es Muy Alto el Nivel de Embarazo en la Repùblica Dominica. UNETE Y AYUDEMOS!!



Es hora unificar fuerza y concientizar a los jovenes del que sexo puede esperar, y si han decidido tener sexo a muy temprana edad aprender a cuidarse. Por que un embarazo a temprana edad afectara aunque no quiera tu vida y aunque quieras prepararte educacionalemnte y profesionalmente las cosas tomaran otro giro en tu vida. PIENSALO

FUNDACION PINK WORLD, es una instituciòn amiga que esta a la disposiciòn de ofrecerte un apoyo y una mano amiga en los momentos dificiles de tu vida.

CONCIENTIZAR, PREVENIR, APORTAR Y AYUDAR A LOS JOVENES A QUE LE DIGAN NOOOOOOOO AL EMBARAZO EN LA ADOLESCENCIA. CON LA SABIENDA DE QUE SI SALIERON EMBARAZADAS, DEBEN APRENDER A SALIR ADELANTE CON ESA NUEVA NIÑO/A QUE VIENE AL MUNDO, SIN LA NECESIDAD DE ABORTAR. ASI QUE NOOOOOOOO AL ABORTO.

POR: Marìa Cristina De La Cruz

miércoles, julio 01, 2009

El Elevado Porcentage de Adolescentes Embarazadas:

El embarazo en adolescentes se da con frecuencia en los estratos socio-económicos más pobres, pero no es exclusivo de este sector, extendiéndose su frecuencia a todos los estratos de la sociedad. Según estudios realizados por Rojas e Hidalgo (1990), la frecuencia y consecuencia de los embarazos en adolescentes, varían de país en país, pero siempre se repite la constante de las consecuencias en la vida de la adolescente, comenzando por el abandono de sus estudios y terminando por su inserción en la pobreza, pobreza extrema y dependencia, en muchos casos, de la beneficencia pública.


La problemática del embarazo en adolescentes urge de intervenciones efectivas, pues conlleva a una cadena de complicaciones en el orden físico, psíquico y social que afecta a las adolescentes, a sus hijos, a las familias y a la sociedad en general. La cifras actuales, según Aparco y Guevara (2005), muestran que la población de adolescentes representa el 20% de la población mundial y que el 85% de la misma, vive en países en vías de desarrollo, como lo es La República Dominicana.


El número de las adolescentes que se embarazan cada año es difícil de determinar, ya que, sólo se reflejan las que van a los centros de salud. No obstante eso, datos de la Organización “Haciendo Redes en América del Norte” (2003), dicen que de los trece millones de partos registrados anualmente en América Latina y El Caribe, dos millones corresponden a adolescentes, es decir, el 15% del total. Tales cifran no dan cuenta de la magnitud real de esta situación, puesto que, consideran sólo los partos de las jóvenes entre 15 y 19 años, obviando las más jóvenes de esa edad. Los organismos de las Naciones Unidas para la Protección para la Infancia (UNICEF), dicen que el porcentaje es aun mayor, situándolo entre un 15 y 26 %. Esta experiencia difícil y, muchas veces traumática, es mucho más frecuente de lo que todos quisiéramos aceptar y, afecta la salud integral tanto de la madre, como del hijo, los familiares y la sociedad en general, ya que por sus secuelas posteriores, se hanconvertido en un problema social y de salud, en vista de que no sólo se manifiesta en trastornos orgánicos, sino que implica factores socio-culturales, psicológicos y económicos, que afectan tanto a los padres adolescentes como a sus hijos. Las adolescentes embarazadas corren mayor riesgo de padecer ciertos problemas médicos (como alta presión arterial o anemia que las mujeres embarazadas mayores). También tienen mayores probabilidades de un parto prematuro. Estos riesgos son aún mayores para adolescentes menores de 15 años de edad o las que no obtienen atención prenatal. Las adolescentes también tienen mayores probabilidades de tener enfermedades de transmisión sexual. Es posible que tengas una enfermedad de transmisión sexual y no lo sepan.


Nunca como hasta ahora ha sido mayor la preocupación que genera el embarazo en adolescentes y, esto no es exclusivo de La República Dominicana, un país del tercer mundo. Los Estados Unidos de Norteamérica, un país desarrollado, por ejemplo, donde según los datos de la Oficina de Justicia Juvenil y Prevención de la Delincuencia (2007), afirma que más de 175,000 de las adolescentes norteamericanas que dan a luz cada año, terminan en extrema pobreza y en asistencia social y, que sus hijos tienen 2.7% más de probabilidades de terminar en prisión que los hijos de mujeres de más de 20 años.


El incremento de los embarazos en adolescentes está siendo seguido muy de cerca por los estudiosos de las ciencias médicas y de los de la conducta. De igual manera, los organismos internacionales responsables de la prevención y atención a este segmento de la población, están dedicando gran parte de sus recursos destinados al gasto social a esta situación, dado las consecuencias que los embarazos en adolescentes generan. Esta atención y caudal de recursos, hace que cada año se dupliquen los estudios y consecuentemente, la bibliografía sobre el tema.


Cada día se incrementa el porcentaje de la población adolescente en el mundo. Según estadísticas del Almanaque Mundial (2001), en la actualidad la población adolescente representa el 20% de la población mundial. Bonal, Bonal, Made, Martinez, Silva y Zuñigas (2003), citan que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas (ONU), afirman que “hay más de 1,000 (mil) millones de adolescentes en el mundo y de estos, aproximadamente el 83% (ochenta y tres) corresponde a países en desarrollo”. En el informe de la United Nations Populations Fund. UNFPA (2005), se informa que “la actual generación de jóvenes es la mayor registrada en la historia de la humanidad, ya que casi la mita de la población mundial (más de 3,000 millones de personas) tienen menos de 25 años.


Viendo por separado las realidades de la incidencia de la población adolescente en los países que nos ocupan de manera especial en este trabajo, la sociedad en general enfrenta grandes retos en el camino de lograr la disminución de los embarazos en adolescentes, ya que cada día son más las jóvenes que son madres antes de los 19 años de edad. “Haciendo Redes en América el Norte” (2003), revela que “el 15% de los embarazos de El Caribe pertenecen a adolescentes”. Estos datos son reiterados por UNICEF, la cual asegura que el porcentaje real es entre 15 y 26%.-Continuará-

SABES ALGO...

Vivir de acuerdo con los estrictos principios de la Biblia va contra la corriente de este mundo, en el que prima la inmoralidad. Sin embargo, la conducta cristiana puede ahorrar a millones de muchachas los problemas de los embarazos en la adolescencia

Cómo ayudar y proteger a los Jovenes

RESULTA descorazonador ver a una muchacha soltera quedarse embarazada siendo todavía una niña. Este problema mundial, que nos afecta a todos de una manera u otra, es una prueba más de lo acertado que es el siguiente mandato de Dios: “Huyan de la fornicación” (1 Corintios 6:18).

Sin embargo, de vez en cuando, una joven criada en las sendas divinas decide pasar por alto lo que ha aprendido, mantiene relaciones inmorales y queda encinta. ¿Cómo deben reaccionar los cristianos verdaderos? Siempre que dé muestras de arrepentimiento, sus padres y los demás miembros de la congregación han de mostrarle su apoyo.

Volvamos al caso de Nicole, cuyos padres la criaron como testigo de Jehová. Su embarazo fue un golpe muy duro. Con todo, ella recuerda: “Mis hermanos cristianos venían a casa y trataban de animarme a estudiar la Biblia y acercarme a Jehová”.

Está claro que los testigos de Jehová no aprueban la inmoralidad sexual, pero saben que los pecadores pueden ‘transformarse’ si aplican los principios bíblicos (Romanos 12:2). Están convencidos de que Dios perdona a los arrepentidos (Efesios 1:7). Además, comprenden que el niño que ha nacido fuera del matrimonio no ha hecho nada malo. Así pues, en lugar de ponerlo en “la lista negra”, los miembros de la congregación lo tratan con el mismo cariño, compasión y bondad que merecen los demás niños (Colosenses 3:12). Prevención
Con todo, es mucho mejor ayudar a los jóvenes a no meterse en problemas. Por ello, los testigos de Jehová procuran rodear a sus hijos de un entorno familiar cálido y lleno de amor. En lugar de recurrir a la táctica del miedo (asustándolos con el sida o con un posible embarazo), tratan de inculcarles amor sincero por Jehová Dios y sus leyes (Salmo 119:97). Están convencidos de que los niños necesitan que se les dé información exacta sobre la sexualidad. Más importante aún, creen que desde la más tierna infancia deben aprender los principios morales de las Escrituras (2 Timoteo 3:15).

Los cristianos verdaderos tratan a las madres solteras con bondad y consideraciónVivir de acuerdo con los estrictos principios de la Biblia va contra la corriente de este mundo, en el que prima la inmoralidad. Sin embargo, la conducta cristiana puede ahorrar a millones de muchachas los problemas de los embarazos en la adolescencia.

Cómo Superar los Retos

Las adolescentes embarazadas han de tomar decisiones adultas. Una de ellas expresa así su estado emocional: “Me siento como si tuviera 40 años. He perdido toda mi infancia”. De hecho, al recibir la noticia es probable que la mayoría de las jóvenes se vean abrumadas por el temor y la ansiedad.

Si te hallas en esta situación, es fácil que te sientas así. Pero no se consigue nada dejando que las emociones te paralicen. “El que está vigilando el viento no sembrará —dice la Biblia—; y el que está mirando las nubes no segará.” (Eclesiastés 7:8; 11:4.) El agricultor que no actúa porque le inquietan las condiciones del tiempo no tomará las medidas oportunas. Por lo tanto, no te bloquees. Tarde o temprano deberás continuar con tu vida y asumir tus responsabilidades (Gálatas 6:5).

Ahora bien, ¿qué opciones tienes? Habrá quien te recomiende el aborto, pero esta no es una alternativa válida para aquellos que desean agradar a Dios, pues la Biblia deja claro que constituye una violación de la ley divina (Éxodo 20:13; 21:22, 23; Salmo 139:14-16). El Creador concede gran valor a la vida de todo embrión, sin importar que se haya concebido dentro o fuera del matrimonio.


Las madres adolescentes afrontan muchas dificultades al criar a sus hijos
¿Piensas casarte con el padre del bebé y criarlo juntos? “Al menos, así no pasaré tanto bochorno”, tal vez pienses. Pero aun si el joven siente la obligación moral de participar en la crianza de su hijo, el matrimonio no es siempre la mejor solución.* El que un muchacho sea capaz de engendrar un hijo no significa que tenga la capacidad emocional y mental de ser buen esposo y padre, ni de mantenerte a ti y al pequeño. Además, si no comparte tu fe, irías contra la exhortación bíblica de casarte “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). La experiencia muestra que lo único que se logra apresurándose a contraer matrimonio siendo muy joven es más dolor y sufrimiento, lo que tal vez termine llevando al divorcio.

¿Darás el bebé en adopción? Aunque esta opción es mucho mejor que el aborto, debes pensar que, a pesar de las adversidades, tienes ante ti una oportunidad única: la de criar y educar a tu hijo.

Haz frente a los desafíos
Hay que admitir que no es fácil criar sola a un hijo, pero si pones en práctica lo mejor que puedas los principios que se hallan en la Biblia y recurres a Dios en busca de fortaleza y guía, lograrás hacer frente a muchos desafíos. A continuación se indican algunos pasos útiles.

• Restablece tu relación con Dios. Debes comprender que las relaciones prematrimoniales constituyen un pecado contra Dios, una ofensa contra sus elevadas normas morales (Gálatas 5:19-21; 1 Tesalonicenses 4:3, 4). Así pues, lo primero que tienes que hacer es arrepentirte y pedir perdón a Jehová (Salmo 32:5; 1 Juan 2:1, 2). Quizá te sientas indigna de recibir su ayuda, pero él ha prometido que perdonará y socorrerá a todo el que se arrepienta de sus errores (Isaías 55:6, 7). En Isaías 1:18 asegura: “Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata [es decir, graves], se les hará blancos justamente como la nieve [es decir, serán limpiados por completo]”. Las Escrituras también animan a los que han obrado mal a aprovecharse de la ayuda espiritual que ofrecen los ancianos de congregación (Santiago 5:14, 15).

• Mientras sigas soltera, no tengas relaciones sexuales. Lo más probable es que debas romper con el padre de tu hijo, pues podrías verte tentada a seguir haciendo lo que desagrada a Dios. Nunca olvides que, por estrictas que sean, las leyes divinas nos protegen. Nicole, mencionada antes, recuerda: “Me di cuenta de que Dios tiene razón y que quiere nuestro bien” (Isaías 48:17, 18).


Apresurarse a contraer matrimonio siendo muy joven no es la solución
• Habla con tus padres. Quizá temas que se enojen, como es de esperar. Lo cierto es que cuando se enteren del embarazo, se disgustarán y preocuparán. Tal vez piensen que te han fallado y hasta se culpen por lo que has hecho. Sin embargo, si temen al Dios verdadero, verás que sus sentimientos de congoja y dolor irán remitiendo con el tiempo. Son tus padres y, a pesar de tus errores, te quieren. Seguro que cuando vean tu arrepentimiento sincero, reaccionarán como el padre del hijo pródigo de la parábola de Jesús y te perdonarán (Lucas 15:11-32).

• Sé agradecida. La familia y los amigos suelen ser un gran apoyo. Tus padres, por ejemplo, quizá se encarguen de que recibas atención médica, y cuando nazca el pequeño, posiblemente te enseñen a cuidarlo y hasta se ofrezcan a hacer de niñeros. Refiriéndose a su madre, Nicole explica: “Aunque el bebé era mío, ella me ayudó mucho”. También es posible que te echen una mano tus amigos, tal vez regalándote con discreción ropa u otros artículos prácticos (Proverbios 17:17). Cuando tengan un detalle contigo, sigue este consejo bíblico: “Muéstrense agradecidos” (Colosenses 3:15). Así evitarás que crean que das por sentadas sus atenciones.

• Aprende a ser madre. Seguro que no quieres depender toda la vida de la familia y los amigos. Por eso, ve adquiriendo las destrezas que te permitirán criar un hijo y llevar una casa. No es fácil aprender a cuidar a un ser humano tan dependiente, pues se precisan conocimientos de nutrición y salud, entre otros. Cabe señalar que la Biblia anima a las cristianas maduras a exhortar a las jóvenes a ser “trabajadoras en casa” (Tito 2:5). Seguramente, tu madre y algunos adultos de la congregación cristiana querrán ayudarte al respecto.

• Administra bien el dinero. La Biblia reconoce que el “dinero es para una protección” (Eclesiastés 7:12). La llegada de tu hijo exigirá considerables desembolsos económicos.

En primer lugar, averigua si tienes derecho a recibir ayuda pública. Aun así, la madre adolescente suele seguir dependiendo de sus padres en sentido económico. Si ese es tu caso, lo más prudente y considerado de tu parte es que reduzcas los gastos al máximo. Aunque sin duda te gustaría usar con tu hijo artículos nuevos, tal vez ahorres dinero comprando productos de segunda mano.

• Procura completar tu educación. Proverbios 10:14 dice: “Los sabios son los que atesoran el conocimiento”. Esta verdad es aplicable tanto a la instrucción bíblica como a la académica. Necesitas formarte para salir adelante.


Las madres solteras deberían terminar sus estudios
Aunque no sea fácil acudir a un centro educativo mientras cuidas del bebé, la falta de enseñanza básica puede condenarte a ti y al pequeño a vivir en la pobreza, en viviendas inadecuadas o con bajos ingresos, a depender de la beneficencia o a padecer desnutrición. Así que, en lo posible, no dejes los estudios. La madre de Nicole insistió en que los terminara, gracias a lo cual llegó a ser ayudante de un abogado.

¿Por qué no averiguas qué oportunidades de estudiar tienes? Si te resulta imposible asistir a clases, quizá te convenga estudiar en tu casa, por lo que un curso por correspondencia sería una buena opción

Está en tu mano
Criar a un hijo sola en la juventud es un reto, pero ¡está en tu mano! Con paciencia, determinación y el auxilio de Jehová, serás una madre cariñosa, capaz y competente. Aunque lo hayas tenido de soltera, tu hijo puede llegar a ser un adulto equilibrado. Incluso tal vez te dé la alegría de responder bien al modo en que lo has criado y se haga siervo de Dios (Efesios 6:4).


Los ancianos cristianos pueden ayudar a los jóvenes que se descarrían a restablecer su relación con Dios

Nicole dice: “Aunque parezca mentira, he logrado, gracias a Dios, que mi niña se haya convertido en una joven amable, respetuosa y responsable. Cuando la miro, me acuerdo de las noches sin dormir que pasé, pero me siento feliz”.

Ahora bien, ¿cómo deberían los adultos tratar a las madres adolescentes y a sus hijos? ¿Hay alguna forma de ayudar a las jóvenes a ahorrarse los problemas de un embarazo?

El Problema Mundial de las Adolescentes Embarazadas


Por desgracia, no todas las madres adolescentes cuentan con el apoyo de su familia ni ven las cosas con tanto optimismo. De hecho, muchas enseguida se hallan atrapadas en las garras de la pobreza, sin escape aparente. Algunas incluso deben afrontar las secuelas del abuso sexual o físico.

A su vez, tales problemas afectan a los bebés, que “por regla general nacen con menos peso, padecen más enfermedades infantiles, tienen mayor índice de mortalidad, reciben peor atención médica, sufren más hambre y desnutrición, están expuestos a más violencia y se desarrollan con más lentitud” (Teen Moms—The Pain and the Promise [Madres adolescentes. El dolor y la promesa]). Además, en el caso de que sea una niña, es más probable que ella también sea madre en su adolescencia.

¿Cuál es la magnitud de este problema? ¿Cómo pueden estas muchachas superar con éxito el reto de criar a sus hijos? ¿Hay alguna forma de ayudar a las jóvenes para que ni siquiera tengan que pasar por tal difícil situación?

LA VERDADERA
dimensión del problema, calificado por algunos de epidemia, se comprende mejor al observar de cerca las consecuencias del embarazo en una muchacha asustada. Para empezar, los cambios radicales que le esperan incidirán no solo en ella sino también en sus seres queridos.

Los adolescentes se encuentran en una fase que la Biblia llama “la flor de la juventud”, en la cual se intensifican los deseos sexuales (1 Corintios 7:36). Ahora bien, no debemos caer en el simplismo de echarle la culpa a la ausencia de métodos anticonceptivos. Todo indica que entran en juego varias cuestiones sociales y emocionales complejas.

Factores implicados
Diversos estudios revelan que muchas de estas jóvenes provienen de hogares rotos. “Lo único que siempre he querido es una familia normal”, suelen decir. Así pues, las familias disfuncionales pueden ser uno de los factores que propicien este problema. Un programa social de apoyo a madres adolescentes descubrió que a menudo “la relación [de estas chicas] con sus madres es inestable, y con sus padres, completamente nula”. Anita, quien dio a luz a los 18 años, recuerda que aunque tuvo cubiertas sus necesidades materiales gracias al esfuerzo de su madre, siempre sintió el vacío de verse privada de su padre.


Las jóvenes cuyos padres están separados tienen más probabilidad de quedarse embarazadas
A veces, el embarazo es consecuencia directa de una violación. Para algunas de las víctimas, los abusos generan un dolor emocional que quizá se manifieste en el futuro en forma de conducta destructiva. A Jasmine, por ejemplo, la violaron cuando tenía 15 años. “Después de eso —confiesa— caí en conductas autodestructivas. A los 19 me quedé encinta.” El abuso sexual también puede producir sentimientos de inutilidad. “No me sentía digna”, se lamenta Jasmine. Anita, que pasó por una experiencia similar, dice: “Un chico abusó de mí desde los 7 hasta los 11 años. Me odiaba a mí misma y no dejaba de culparme”. Quedó embarazada con 17 años.

Por otro lado, algunas muchachas son víctimas de la curiosidad y del exceso de confianza. Nicole, mencionada en el artículo anterior, admite: “Creía saberlo todo y me consideraba capaz de lograr lo que quisiera. Lamentablemente, también fui capaz de tener un hijo”. Carol, quien fue madre soltera muy joven, experimentó con el sexo por curiosidad. “Pensaba que me estaba perdiendo algo”, confiesa.

La cruda realidad de las adolescentes embarazadas
Aunque los siguientes datos corresponden a Estados Unidos, ilustran bien el problema a nivel mundial.

Cada año, más de novecientas mil mujeres (4 de cada 10) quedan encintas sin haber cumplido 20 años.
Cerca del 40% de las madres adolescentes tienen menos de 18 años.
Los hijos de parejas adolescentes presentan mayores índices de maltrato y abandono.
Solo 4 de cada 10 madres menores de 18 años finalizan la educación secundaria superior.
Casi el 80% de los padres no se casa con la joven madre de su hijo.
Solo perdura un 30% de los matrimonios de madres adolescentes contraídos tras el nacimiento del niño. El índice de fracaso entre los matrimonios adolescentes es el doble que entre las parejas en que la esposa es mayor de 25 años.
Es más probable que los niños de madres adolescentes nazcan con bajo peso o sean prematuros, lo cual incrementa el riesgo de muerte infantil, ceguera, sordera, trastornos respiratorios crónicos, dislexia, hiperactividad, parálisis cerebral, retraso mental y otras disfunciones psíquicas.

Otro factor implicado es el desconocimiento de las consecuencias de la actividad sexual. Según los sociólogos Karen Rowlingson y Stephen McKay, algunos jóvenes británicos “no saben exactamente [...] qué esperar de las relaciones ni qué implica un embarazo”. Hay quienes parecen ignorar la conexión entre relaciones sexuales y embarazo. En un estudio, muchas adolescentes “admitieron que, pese a no haber usado ningún método anticonceptivo, la noticia de que estaban encintas les causó sorpresa e incluso estupor”.


Hay quienes parecen ignorar la conexión entre relaciones sexuales y embarazo
Sin embargo, el factor más influyente es el cambio de actitudes en materia sexual. Vivimos rodeados de hombres y mujeres “amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Timoteo 3:1-4). Según las investigadoras australianas Ailsa Burns y Cath Scott, existen “menos represalias sociales, religiosas y económicas contra las relaciones extramatrimoniales”. Tener un hijo sin estar casado ya no representa el mismo estigma que antaño. De hecho, en algunos lugares, los jóvenes consideran a su hijo una especie de trofeo o símbolo de prestigio.

Secuelas emocionales
Lo cierto es que la vida de las adolescentes que se encuentran en esta situación no se parece en nada a las fantasías juveniles. Cuando se enteran de su futura maternidad, pasan por un torbellino de emociones. Muchas experimentan gran conmoción, y también “son habituales los sentimientos de ira, culpa y negación”, según indica la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Juvenil. Negar la realidad es peligroso, pues podría llevarlas a no acudir al médico para recibir el tratamiento que necesiten.

“Me asusté”, recuerda Elvenia, refiriéndose al momento en que vio las consecuencias de su “aventura” sexual. Un buen número de jóvenes embarazadas no tienen a nadie de confianza con quien hablar o están muy avergonzadas para hacerlo. No sorprende que algunas se vean abrumadas por la culpa y el temor. A menudo caen en la depresión grave, como Jasmine, quien admite: “No me importaba lo más mínimo vivir o morir”.*


El embarazo afecta enormemente a la joven y a sus seres queridos

Sin importar la reacción inicial, en algún momento la joven deberá tomar decisiones trascendentales tanto para ella como para la criatura.