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miércoles, julio 01, 2009

Cómo Superar los Retos

Las adolescentes embarazadas han de tomar decisiones adultas. Una de ellas expresa así su estado emocional: “Me siento como si tuviera 40 años. He perdido toda mi infancia”. De hecho, al recibir la noticia es probable que la mayoría de las jóvenes se vean abrumadas por el temor y la ansiedad.

Si te hallas en esta situación, es fácil que te sientas así. Pero no se consigue nada dejando que las emociones te paralicen. “El que está vigilando el viento no sembrará —dice la Biblia—; y el que está mirando las nubes no segará.” (Eclesiastés 7:8; 11:4.) El agricultor que no actúa porque le inquietan las condiciones del tiempo no tomará las medidas oportunas. Por lo tanto, no te bloquees. Tarde o temprano deberás continuar con tu vida y asumir tus responsabilidades (Gálatas 6:5).

Ahora bien, ¿qué opciones tienes? Habrá quien te recomiende el aborto, pero esta no es una alternativa válida para aquellos que desean agradar a Dios, pues la Biblia deja claro que constituye una violación de la ley divina (Éxodo 20:13; 21:22, 23; Salmo 139:14-16). El Creador concede gran valor a la vida de todo embrión, sin importar que se haya concebido dentro o fuera del matrimonio.


Las madres adolescentes afrontan muchas dificultades al criar a sus hijos
¿Piensas casarte con el padre del bebé y criarlo juntos? “Al menos, así no pasaré tanto bochorno”, tal vez pienses. Pero aun si el joven siente la obligación moral de participar en la crianza de su hijo, el matrimonio no es siempre la mejor solución.* El que un muchacho sea capaz de engendrar un hijo no significa que tenga la capacidad emocional y mental de ser buen esposo y padre, ni de mantenerte a ti y al pequeño. Además, si no comparte tu fe, irías contra la exhortación bíblica de casarte “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). La experiencia muestra que lo único que se logra apresurándose a contraer matrimonio siendo muy joven es más dolor y sufrimiento, lo que tal vez termine llevando al divorcio.

¿Darás el bebé en adopción? Aunque esta opción es mucho mejor que el aborto, debes pensar que, a pesar de las adversidades, tienes ante ti una oportunidad única: la de criar y educar a tu hijo.

Haz frente a los desafíos
Hay que admitir que no es fácil criar sola a un hijo, pero si pones en práctica lo mejor que puedas los principios que se hallan en la Biblia y recurres a Dios en busca de fortaleza y guía, lograrás hacer frente a muchos desafíos. A continuación se indican algunos pasos útiles.

• Restablece tu relación con Dios. Debes comprender que las relaciones prematrimoniales constituyen un pecado contra Dios, una ofensa contra sus elevadas normas morales (Gálatas 5:19-21; 1 Tesalonicenses 4:3, 4). Así pues, lo primero que tienes que hacer es arrepentirte y pedir perdón a Jehová (Salmo 32:5; 1 Juan 2:1, 2). Quizá te sientas indigna de recibir su ayuda, pero él ha prometido que perdonará y socorrerá a todo el que se arrepienta de sus errores (Isaías 55:6, 7). En Isaías 1:18 asegura: “Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata [es decir, graves], se les hará blancos justamente como la nieve [es decir, serán limpiados por completo]”. Las Escrituras también animan a los que han obrado mal a aprovecharse de la ayuda espiritual que ofrecen los ancianos de congregación (Santiago 5:14, 15).

• Mientras sigas soltera, no tengas relaciones sexuales. Lo más probable es que debas romper con el padre de tu hijo, pues podrías verte tentada a seguir haciendo lo que desagrada a Dios. Nunca olvides que, por estrictas que sean, las leyes divinas nos protegen. Nicole, mencionada antes, recuerda: “Me di cuenta de que Dios tiene razón y que quiere nuestro bien” (Isaías 48:17, 18).


Apresurarse a contraer matrimonio siendo muy joven no es la solución
• Habla con tus padres. Quizá temas que se enojen, como es de esperar. Lo cierto es que cuando se enteren del embarazo, se disgustarán y preocuparán. Tal vez piensen que te han fallado y hasta se culpen por lo que has hecho. Sin embargo, si temen al Dios verdadero, verás que sus sentimientos de congoja y dolor irán remitiendo con el tiempo. Son tus padres y, a pesar de tus errores, te quieren. Seguro que cuando vean tu arrepentimiento sincero, reaccionarán como el padre del hijo pródigo de la parábola de Jesús y te perdonarán (Lucas 15:11-32).

• Sé agradecida. La familia y los amigos suelen ser un gran apoyo. Tus padres, por ejemplo, quizá se encarguen de que recibas atención médica, y cuando nazca el pequeño, posiblemente te enseñen a cuidarlo y hasta se ofrezcan a hacer de niñeros. Refiriéndose a su madre, Nicole explica: “Aunque el bebé era mío, ella me ayudó mucho”. También es posible que te echen una mano tus amigos, tal vez regalándote con discreción ropa u otros artículos prácticos (Proverbios 17:17). Cuando tengan un detalle contigo, sigue este consejo bíblico: “Muéstrense agradecidos” (Colosenses 3:15). Así evitarás que crean que das por sentadas sus atenciones.

• Aprende a ser madre. Seguro que no quieres depender toda la vida de la familia y los amigos. Por eso, ve adquiriendo las destrezas que te permitirán criar un hijo y llevar una casa. No es fácil aprender a cuidar a un ser humano tan dependiente, pues se precisan conocimientos de nutrición y salud, entre otros. Cabe señalar que la Biblia anima a las cristianas maduras a exhortar a las jóvenes a ser “trabajadoras en casa” (Tito 2:5). Seguramente, tu madre y algunos adultos de la congregación cristiana querrán ayudarte al respecto.

• Administra bien el dinero. La Biblia reconoce que el “dinero es para una protección” (Eclesiastés 7:12). La llegada de tu hijo exigirá considerables desembolsos económicos.

En primer lugar, averigua si tienes derecho a recibir ayuda pública. Aun así, la madre adolescente suele seguir dependiendo de sus padres en sentido económico. Si ese es tu caso, lo más prudente y considerado de tu parte es que reduzcas los gastos al máximo. Aunque sin duda te gustaría usar con tu hijo artículos nuevos, tal vez ahorres dinero comprando productos de segunda mano.

• Procura completar tu educación. Proverbios 10:14 dice: “Los sabios son los que atesoran el conocimiento”. Esta verdad es aplicable tanto a la instrucción bíblica como a la académica. Necesitas formarte para salir adelante.


Las madres solteras deberían terminar sus estudios
Aunque no sea fácil acudir a un centro educativo mientras cuidas del bebé, la falta de enseñanza básica puede condenarte a ti y al pequeño a vivir en la pobreza, en viviendas inadecuadas o con bajos ingresos, a depender de la beneficencia o a padecer desnutrición. Así que, en lo posible, no dejes los estudios. La madre de Nicole insistió en que los terminara, gracias a lo cual llegó a ser ayudante de un abogado.

¿Por qué no averiguas qué oportunidades de estudiar tienes? Si te resulta imposible asistir a clases, quizá te convenga estudiar en tu casa, por lo que un curso por correspondencia sería una buena opción

Está en tu mano
Criar a un hijo sola en la juventud es un reto, pero ¡está en tu mano! Con paciencia, determinación y el auxilio de Jehová, serás una madre cariñosa, capaz y competente. Aunque lo hayas tenido de soltera, tu hijo puede llegar a ser un adulto equilibrado. Incluso tal vez te dé la alegría de responder bien al modo en que lo has criado y se haga siervo de Dios (Efesios 6:4).


Los ancianos cristianos pueden ayudar a los jóvenes que se descarrían a restablecer su relación con Dios

Nicole dice: “Aunque parezca mentira, he logrado, gracias a Dios, que mi niña se haya convertido en una joven amable, respetuosa y responsable. Cuando la miro, me acuerdo de las noches sin dormir que pasé, pero me siento feliz”.

Ahora bien, ¿cómo deberían los adultos tratar a las madres adolescentes y a sus hijos? ¿Hay alguna forma de ayudar a las jóvenes a ahorrarse los problemas de un embarazo?

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